Formación para el voluntariado (Madrid).

EL AMBIENTE

17 de febrero, Colegio Mayor Mara, son las cuatro y veinte de la tarde, va a comenzar en unos minutos la formación para voluntariado a mano de las hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia y las personas interesadas van entrando en la sala. Hay nervios, expectación, entusiasmo y unas ganas terribles de escuchar lo que tienen preparado para nosotras.

Aproximadamente somos unas 25 personas, nos disponemos sentadas en círculo de forma que todas podemos vernos las unas a las otras. La hermana Araceli toma la palabra y presenta la actividad e inicia la ronda de presentaciones. Hay muchas personas jóvenes, entre los 20 y los 26 años, algunas de ellas ya se decidieron y están a tan sólo la espera de comprar los vuelos para el próximo verano; otras, quieren hacerlo, pero todavía no han decidido el destino y a otras les llama mucho la atención, pero necesitan recibir más información al respecto para decidirse. También hay personas que ya han estado en alguno de los destinos de la misión y cuentan con entusiasmo anécdotas y las diferencias más acusadas entre la vida aquí y allí.

LA FORMACIÓN

A continuación, la trabajadora social Toñi, encargada actualmente de trabajar en la zona de San Sebastián de los Reyes, apunta algunas de las claves a tener en cuenta para acercarnos a la vulnerabilidad.

La preparación antes de la experiencia es necesaria, las habilidades como la escucha activa, la empatía, la disposición a la colaboración siempre desde el respeto, humildad y la dignidad de las personas, poniendo a las personas en el centro del problema y de la solución sin olvidar nunca el autocuidado, es el reto que se nos presenta.

A partir de aquí, algunas personas cuentan su experiencia en Camerún y en Argentina e independientemente del destino, parece que hay sensaciones que coinciden, vamos con la intención de dar y somos nosotras las que más recibimos, vamos con la intención de enseñar y somos las que más aprendemos. Las personas voluntarias que van próximamente tienen muchísima curiosidad por conocer más y preguntan todo lo que les inquieta. Comentan que en destino los horarios cambian, se levantan y acuestan más temprano que nosotras, trabajan más pausadamente, no llevan este ritmo frenético que hace que nuestro país sea el primero en consumo de ansiolíticos, se respira alegría, música y buen humor, viven en comunidad y las relaciones con los demás son fuertes y profundas, viven más conectados entre ellas y menos a los móviles y al WIFI. Alguien reflexiona en voz alta…Cuentan con menos cosas o con nada, sin embargo, parecen más felices que nosotras.

LOS MOTIVOS

Por último y para concluir, la hermana Araceli, pide que compartamos la razón por la que nos gustaría realizar voluntariado fuera de España y las respuestas de personas tan jóvenes emociona a las más mayores…por justicia social, por conocer otra forma de vida, cultura y forma de pensar, por compartir aquello que nosotras hemos recibido aquí por nacer aquí y ellas no por nacer allí. Ser voluntario es compartir el tiempo, crear nuevas relaciones, conocer, conocernos y dejar que nos conozcan, apreciar que las diferencias entre nosotras son ínfimas por muchos que sean los kilómetros que nos separen.

Carmen, Voluntaria