La peregrinación del Papa a Asia y Oceanía en tres flashes.
Primer flash en Yakarta: En un momento en que los túneles se asocian a imágenes de guerra, terrorismo, violencia y muerte, el Papa Francisco bendijo junto al Gran Imán de Yakarta este subterráneo que conecta la gran mezquita con la catedral católica, como signo y semilla de esperanza. Los gestos de amistad y afecto que intercambiaron el Obispo de Roma y el Imán han tocado la fibra sensible de muchos en el mayor país musulmán del mundo.
Segundo flash en Vanimo (Papúa Nueva Guinea): el Papa visitó a tres misioneros de origen argentino y a su gente, llevando consigo una tonelada de ayudas y regalos, que llevaban aliento y esperanza a este pueblo que vive en la precariedad rodeado de una naturaleza desbordante.
Tercer flash en Timor Oriental: el abrazo del Papa a los niños discapacitados atendidos por las monjas de la escuela Irmãs Alma: gestos, miradas, pocas palabras profundamente evangélicas para recordarnos que esos niños necesitados de todo, al dejarse cuidar nos enseñan a dejarnos cuidar por Dios. La pregunta de por qué sufren los pequeños es una cuchilla que hiere, una llaga que no cicatriza. La respuesta de Francisco fue la cercanía y el abrazo.
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