Del 13 al 22 de agosto, la superiora general, M. María Joaquina Lozano, acompañada por su consejera, H. Alejandra González, tiene la visita canónica a esta comunidad, asentada en el valle de las altas montañas del centro del Estado de Veracruz, coronado por el volcán Citlaltépetl, monte de la estrella.

La comunidad está asentada en la colonia Modelo, vecinas entre los vecinos. Actualmente constituyen la comunidad las hermanas Carmen Vega (superiora), Josefa Oñate, Magdalena Almaraz, Zenaida Rivera, Reina Valladares, Nora Pérez y Esther Ensaldo.

La misión es diversa, dentro de la pastoral de la Palabra: la cercanía a las familias en la convivencia cotidiana y el centro de escucha en la parroquia Sagrado Corazón de Jesús (Orizaba); el trabajo en las Comunidades Eclesiales de Base – acompañando a la gente en el rico y diverso caminar de su vida y su fe, a veces dando luz en los momentos oscuros, fortaleciendo la vida en la fragilidad o celebrando con alegría cuando las cosas van bien -. Otro eje de trabajo apostólico es la colaboración en la formación de agentes de pastoral y la catequesis presacramental.

Pastoral de la Palabra que se inserta en el cuadro diocesano de evangelización.

Una nota que ha distinguido a la comunidad es la acogida en la comunidad. Si bien en el marco de la visita pudimos compartir con diversidad de personas amigas de la comunidad, también hemos escuchado los testimonios en que esta acogida ha sido dramática en el desplazamiento de migrantes o en las situaciones de vulnerabilidad social extrema. Por ello y por el compromiso del carisma con los más desfavorecidos, la pastoral social es otro campo en que esta comunidad da respuesta.

En el marco de la visita, pudimos visitar a Monseñor Eduardo Cervantes Merino, Obispo de la diócesis, en la Catedral de San Miguel Arcángel con quien pudimos compartir experiencias e inquietudes de nuestro caminar eclesial.

La misión también es “ad intra” de la comunidad: los detalles y la calidez en la acogida, el cuidado de la vida espiritual y comunitaria, hacen que las tareas apostólicas tengan calidad y solidez.