CONGRESO EUCARÍSTICO (INDIANÁPOLIS, ESTADOS UNIDOS)
Desde Estados Unidos, la Comunidad de Misioneras Cruzadas de la Iglesia tuvo la dicha de participar en el Décimo Congreso Eucarístico Nacional, que se llevó a cabo en la ciudad de Indianápolis, estado de Indiana, Fuimos como miembros de la Comunidad hispana de la Diócesis de Davenport. Este Congreso Eucarístico Nacional después, después de 83 años, se ha realizado en el contexto de la invitación que los obispos de EE. UU. han hecho a toda la Iglesia a unirse en un “Avivamiento Eucarístico”. Como Ministerio Hispano, ya hemos comenzado con un encuentro de experiencia y testimonio de fe el 29 de junio del presente año, y concluiremos el 25 de junio del 2025.
La ceremonia de inauguración incluyó una oración silenciosa al Santísimo Sacramento, así como testimonios y un significativo momento de adoración colectiva al Espíritu Santo. El nuncio Apostólico enfatizó la relevancia de la Eucaristía como símbolo perfecto de unidad, señalando que no necesitamos buscar dicha unidad en otros ámbitos. Además, instó a los presentes a fomentar la cohesión y a ser más fructíferos en el cumplimiento de su misión.
Fue hermoso encontrarnos aproximadamente unas 50,000 personas en tornos al Misterio de fe que nos sostiene, alimenta y lanza a la misión como auténticos cristianos. Los exponentes en las conferencias ofrecieron una constante invitación a asumir roles como “peregrinos eucarísticos”, “misioneros eucarísticos”, y a ser “Iglesia en salida”. Estas expresiones reflejan la experiencia vivida al observar a números hermanos provenientes de diversas culturas, lenguas razas y naciones desplazándose con el propósito de mantener viva la fe en el don de la Eucaristía. Este encuentro fue potenciado por una serie de actividades cuidosamente preparadas.
Expresamos nuestro agradecimiento a Dios por las experiencias vividas y compartidas. Asimismo, agradecer por Nuestra Madre la Iglesia, con sus diversos dones ministeriales, así como por la participación de jóvenes, matrimonios, familias, sacerdotes, diáconos permanentes, seminaristas, consagrados comprometidos que han manifestado el amor de Dios en este Congreso. Sin Duda alguna, la ciudad de Indianápolis se vio embellecida por la abundante gracia derramada y por los numerosos deseos de un encuentro personal con Jesucristo, así como por la renovación del compromiso que cada hermano ha asumido para servir al Reino de Dios en la Iglesia, en esta realidad.
Agradecemos a Dios por el esfuerzo realizado en la preparación de este magno evento, que abarcó cada detalle: expositores, testimonios, músicos, eucaristías y voluntarios, así como las medidas de seguridad implementadas para garantizar su correcta realización. Finalmente, expresamos nuestra gratitud a nuestra Diócesis de Davenport por habernos hecho partícipes de este Congreso Nacional.
En el corazón permanecen numerosas exhortaciones que nos invitan a sentirnos “enviados”, a evitar reducir la Eucaristía a una experiencia meramente intimista, y a no sucumbir a lo que el obispo de Boston denominó “amnesia espiritual” en su homilía dirigida a la comunidad hispana. Es esencial continuar celebrando la Eucaristía dentro del marco del mandato de Nuestro Señor: “Hagan esto en memoria mía”.
Es fundamental subrayar el sentido sinodal de la liturgia eucarística, que refleja tanto una dimensión local como universal. Debemos reconocer que somos miembros de la Iglesia en comunión con el Papa, así como con toda la comunidad eclesial y sus ministros. Es imperativo que nos sintamos parte integral de esta Comunidad, que la amemos, respetemos y sirvamos, especialmente en favor de sus miembros más vulnerables. Confiamos en la intercesión de María, Mujer de la Eucaristía, quien nos acompaña en nuestra misión de anunciar a su Hijo.
H. Marielos Martínez Quintero, MCI