Llamados a la corresponsabilidad
En estos últimos tiempos, venimos reflexionando y ahondando sobre la importancia de la misión compartida en la Iglesia y con más razón dentro de una familia religiosa. Este no es simplemente un objetivo acordado, es un propósito y modo de proceder colectivo que trasciende lo individual.
La misión compartida entendida como el abrazar la construcción de una sociedad más justa y solidaria, sin limitarse a una tarea específica, sino ampliar horizontes desde el llamado a servir, acompañar y transformar la realidad desde la espiritualidad y el carisma que hemos heredado de Santa Nazaria, siendo testimonios vivos del Evangelio en acción-contemplación. Santa Nazaria soñaba para la Obra Total como una gran familia, es decir, a “todos comiendo en una misma mesa”.
Este camino no está exento de superar desafíos, se necesita fomentar la escucha activa, promoviendo un espacio de confianza donde las diferencias se conviertan en fortalezas. Esta transformación no solo podemos entenderla exteriormente, sino desde el corazón de quienes participamos en ella, recordándonos que somos parte de algo mucho más grande que cada uno. El Papa Francisco nos recuerda que: “todos somos corresponsables de la misión, participamos y vivimos en la comunión de la Iglesia”, “no somos la suma de unos bautizados, sino el ‘Nosotros’ de la Iglesia”. Ante esta invitación podemos preguntarnos ¿Me siento corresponsable de esta hermosísima misión?
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