Parroquia San Antonio (Guatemala)
En las periferias de la Ciudad de Guatemala se encuentra el Sector San Juan de Dios, una zona con altos índices de violencia y extorsiones. Aquí, en medio de condiciones desafiantes, nuestra parroquia realiza una labor de acompañamiento espiritual y humano, guiando a niños y niñas en su preparación para el sacramento de la Primera Comunión. Esta etapa de formación es crucial para identificar y comprender algunas de las necesidades y dificultades que enfrenta nuestra comunidad.
Para conocer más profundamente la realidad de las familias, realizamos visitas a hogares y a personas enfermas. Esto nos permite, como nos recuerda el Papa Francisco, “Escuchar con los oídos del corazón”. Esta escucha cercana y compasiva refleja el estilo humilde de Dios, quien, al escuchar, reconoce al hombre como su interlocutor y muestra su amor inclinado a cada persona. Inspiradas por esta visión, nos esforzamos en prestar atención a quién escuchamos, qué escuchamos y cómo escuchamos. Así, crecemos en el arte de comunicar, que no se basa en una técnica, sino en una «capacidad del corazón que hace posible la proximidad» (Evangelii Gaudium, 171).
Desafíos de la Comunidad
Además de la violencia y las extorsiones, uno de los problemas más urgentes es la escasez de agua. Las familias deben estar atentas a la hora en que el agua está disponible para almacenarla y asegurar su uso durante el día. Aprovechan estos momentos también para lavar su ropa. En muchos hogares, cuando los padres salen a trabajar, los niños quedan solos. Algunos padres no pueden asistir a reuniones de la parroquia debido a sus horarios laborales, especialmente aquellos que trabajan los domingos, como sucede con muchas madres solteras. Hemos visto que algunas de estas madres, para subsistir, venden tortillas diariamente.
A pesar de estas realidades difíciles, seguimos adelante en nuestra misión con alegría y entrega, esforzándonos en dar lo mejor de nosotras mismas. Nos comprometemos no solo con el aporte espiritual, sino también con nuestra presencia y cercanía. Siempre que es posible, también ofrecemos alimentos a las familias que más lo necesitan.
La Riqueza de la Simplicidad
La comunidad de San Juan de Dios es de personas sencillas y acogedoras, quienes nos han expresado su agradecimiento al sentirse apoyadas y acompañadas. También nosotras recibimos mucho de ellas: su hospitalidad y gratitud nos enriquecen. Agradecemos a Dios, a nuestra comunidad y a nuestro párroco, quienes nos brindan la oportunidad de compartir esta misión con personas que nos aportan mucho con sus gestos y detalles de generosidad.
Colaboración en la Parroquia
Además de nuestra labor en catequesis, apoyamos otras actividades parroquiales. Esta misión nos permite colaborar y compartir con diversas pastorales y con las hermanas de la congregación Oblatas del Corazón de Jesús, quienes contribuyen al crecimiento de la fe y el bienestar de la comunidad.
Por Cristo, la Iglesia, y los hermanos adelante, siempre adelante.
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