Una revisión profunda de nuestra vida, para ver si nuestros pasos van encaminados hacia Dios.
- La limosna – del griego elëmosynë, misericordia – define la inclinación del corazón humano a la debilidad del otro, sea en su pobreza, sea en su pecado. Es no pasar indiferente junto al samaritano herido, sino hacerse prójimo de los que están caídos en los márgenes.
- La oración personal es el diálogo interior con el Padre, una búsqueda incansable de su rostro. Vivir como hijo / hija de Dios, abrirse a experimentarse creatura amada. Es dejarse encontrar y amar por el Amor mismo.
- El ayuno es una doble vinculación a Dios y a los hermanos, porque las privaciones son bienes para compartir con los más pobres. El ayuno ritual es criticado por los profetas, quienes lo conectan con la justicia.
Y todo ello, sin exhibirse ante los demás, buscando recompensa social; ni tenerse a sí mismo cono referencia de conducta; ni manipular de forma chantajista a Dios. El evangelio nos invita a recorrer el camino desde la autenticidad del corazón, para encontrarnos con nosotros mismos, con los demás y con Dios.
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