NOTAS PARA LA REFLEXIÓN.
Una espiritualidad de la escucha para acoger a la otra persona y su palabra. Escuchar al Espíritu que la habita y que, desde ella quiere salir a mi encuentro. En actitud de humildad “desde abajo”, “desde cerca” y “desde dentro”.
El diálogo es siempre co-creación, genera algo nuevo, asume el riesgo de “dejarse afectar” y nos transforma.
De discernimiento, buscando juntas conscientes de la presencia que nos habita, nos guía e ilumina con la “suficiente claridad” para “dar el siguiente paso posible”.
Una espiritualidad del cuidado: ternura, custodia y reparación, fruto del amor, porque aquello que amamos lo cuidamos, con una atención especialmente amorosa a los “heridos” que pueda ser curativa y repare las relaciones rotas.
Una espiritualidad de la resistencia paciente o paciencia resistente, capaz de permanecer, de aguantar los tiempos oscuros con la alegría de la esperanza, que apuesta por pasos pequeños que permanecen y aguardan pacientes el paso siguiente.
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