El encuentro con los jóvenes y familias a través de la palabra de Dios.
Nosotras como MCI acompañamos a los jóvenes escuchándolos cuando sea necesario, no tenemos límites del tiempo, cuando sea necesario las puertas están abiertas para acompañarlos y apoyarlos.
Antes decían los que no creían en Dios (serían los ateos) ¿preguntaban dónde está Dios? Hoy en día se preguntan ¿Dónde están los creyentes?, como que hace mucha falta dar este testimonio religioso, a los jóvenes y las familias, sean de cualquier religión, los vemos como creyentes y como personas humanas, intentamos estar ahí para ellos.

¿Qué hacemos en concreto para realizar esta misión?
En el colegio
En las clases de Religión, a través de distintos encuentros, primero nos conocemos cada una como somos, pisando la tierra y poniéndonos en el zapato del otro para poder acompañarlo, y luego no solamente “hacemos” sino invitamos a los jóvenes y las familias para que participen en la construcción del Reino, a través de los tiempos litúrgicos, desde las cosas pequeñas, pero con mucha fe y devoción.
Por ejemplo, este mes de mayo estuvimos con ellos pintando flores para llevar a la Virgen María como ofrenda, participaron cada curso haciendo un mural en la portería, lo mismo que todos los trabajadores, profesores, directores y resto de personal, teníamos un cuadro de María, y alrededor de él pusimos nuestras flores como ofrenda.
Personalmente, creo que estamos sembrando esta semilla de fe, esta semilla de amor, que para mí significa llevar una flor a través de la Virgen a Dios.
Y así acompañamos la fe de los jóvenes todo el año mediante las celebraciones de navidad, mes de misiones, celebraciones de confesiones, eucaristías. También preparamos con los jóvenes que terminan las diferentes etapas, las misas y celebraciones para finalizar el curso y dejarles la puerta abierta para seguir acompañándolos en su camino en la vida.
También acompañamos a los chicos del colegio en las peregrinaciones a Lourdes, para experimentar la vivencia, desde gestos de amabilidad con los enfermos, acompañando su fe y deseo de una curación física o espiritual.
Viviendo allí esa devoción tan maravillosa, del “Vía lucís” Celebración de antorchas” y distintas experiencias de encuentro con la Virgen.
En la comunidad Parroquia
Acompañando su fe, al mismo tiempo les estamos invitando para pensar de distintas realidades y además participando como obra total en distintos encuentros interconfesionales, que nos permite unirnos de distintas religiones para compartir distintos estilos de oración.
En estas celebraciones cada religión participa con sus cantos y se comparten las diferentes tradiciones espirituales y religiosas. Donde se leen sus textos sobre la alabanza a Dios, se reflexiona y canta desde el corazón. Estos encuentros nos enriquecen al mismo tiempo a nosotras misioneras y a otras personas, experimentando así el acompañar al pueblo en la experiencia de descubrir un mismo Dios que nos acompaña a todos. Todo para la mayor gloria de Dios.
Participamos en la preparación, encuentros y reuniones del sínodo que organiza la archidiócesis de cada lugar para aprender y luego transmitir a las familias, jóvenes.

Con la Obra Total
Grupos de FENI en su formación permanente acompañándolos en el carisma y espiritualidad de Santa Nazaria. Ahora como sinodalidad, aprender para ir transmitiendo, justo lo que nos dice la sinodalidad, primero la comunión es lo más importante, y luego todos tendremos esa participación y para continuar la misión que encomendó Dios para cada Uno.
Con la gente más necesitada
También acompañado a la gente que nos necesita la escucha activa. La opción por los pobres que tenemos realizamos a través de repartiendo los alimentos en la escuela a los más necesitados.
Acompañándolos en su búsqueda de trabajo y otras veces en el trámite de sus papeles y documentos.
También siento que, a través de una actitud sencilla, la gente se nos acerca para compartir. Y yo desde mi experiencia cuando fuimos a los lugares como Lourdes y Montserrat, experimenté como la gente se me acercaba como si me conocieran y contaban sus vidas y pedían consejos para vivir la fe en la Iglesia. Compartían conmigo como sienten un vacío por dentro, y la falta de fe para acercarse a Dios. Ahí sentí como pude acompañar su momento de desolación y su deseo de sentir a Dios.
H. CHANDANA KOMMU
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