Epifanía: Dios se manifiesta. ¡Qué emoción pensar que Dios tiene un anhelo profundo de darse a conocer! Esta actitud es esencial en las relaciones profundas: revelar lo que soy al otro, acogiendo – a su vez – lo que el otro me da. Epifanía nos invita a revisar nuestras relaciones. La que tenemos con Dios y la que tenemos con los demás.
En ellas, hay elementos esenciales. Es esencial levantar la mirada, para encontrarnos los ojos. Son esenciales las preguntas, profundas, para compartir nuestra voz interior. Resulta esencial la distancia prudente para no incomodarnos, pero también la cercanía confiada para conectarnos y acompañarnos. Esencial es la calma para recibirnos sin prisa, y el desapego para soltarnos, sin ambición. Es esencial la fe en Dios que no solo dona, mas «se dona», y por ello es tiempo de recibirle.
0 comentarios