SANTA NAZARIA IGNACIA.
Las felicitaciones venían de un sitio y de otro: toda la Obra Total lo estaba celebrando. La misa del P. Julián Nicolás, sacerdote amigo del carisma, a las hermanas mayores en Granada. Oraciones conjuntas en las diversas comunidades. La misa con participación de todas las identidades en la Casa General. Eucaristías celebradas en nuestras presencias.
A esta alegría se sumaron otras dos.
Por un lado, la renovación de votos de hermanas junioras que vuelven a decir que sí a tener como centro de sus vidas el Evangelio. Apasionadas por Cristo y por la humanidad: H. Silvarany, en la India; H. Mercy, en Camerún y H. Gisèlle, en el Congo.

Por otro, la presencia de la Madre General en la casa de hermanas mayores en Cochabamba, Bolivia. Celebrar con esas mujeres sencillas y valientes, de corazón fiel y bondadoso que dieron continuidad al sueño de Nazaria Ignacia. En la homilía de la misa, se nos recordó que tenemos una misión de misericordia, basada en dos pilares: estar profundamente enamorados de Cristo y apasionados por la humanidad.

Celebramos recordando una vida que nos convoca y nos provoca, la de Santa Nazaria, que parece repetirnos en estos momentos: “siempre hay un más en los labios cuando hay amor”.
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